28 junio 2010

Marcos Almada Rivero: Un explorador de la imaginación


Marcos Almada Rivero en su estudio de Cuernavaca. 


"Desde el inicio tuve muy claro que su rostro 
debía mostrar cierta melancolía y tristeza 
por ser testigo de la desaparición de su mundo". 

Marcos Almada Rivero es un joven ilustrador mexicano. Ediciones El Naranjo le confió la ilustración de mi novela Copo de Algodón y con ella una serie de retos. Es también escritor y poseedor de un universo cultural sumamente rico y de una manera particular de redimensionar la Historia y el pasado,  como se verá en el curso de esta entrevista diálogo que sostuvimos en la última semana de junio 2010, en los días previos a la aparición en la escena de la literatura infantil y juvenil mexicana de esta historia que mira la Conquista de México a través de los ojos de su protagonista: una niña de nueve años, que fue la hija favorita del emperador Moctezuma y que se llamó Copo de Algodón. (MGE)


Marcos, he leído que de niño querías ser paleontólogo y arqueólogo. Esto suena muy aventurero. ¿En qué momento tu Indiana Jones decidió dedicarse a la aventura de la ilustración?

Creo que la mayoría de los niños nacemos siendo aventureros, está en la esencia de la infancia ser curioso e indagador. Desafortunadamente con la llegada de la vida adulta, esta inquietud se va deslavando en la mayoría de las personas. En mi caso, mi Indiana Jones sigue presente, solamente que ha cambiado su látigo por una pluma y un lápiz. Para mí, la búsqueda del tesoro está muy presente en mi profesión; no es un objeto dorado ni una reliquia religiosa sino una buena idea, una imagen memorable o un pequeño esbozo de inspiración lo que un creativo anhela con vehemencia. 
Supongo que me he vuelto más bien un explorador de la imaginación. 

Como autora, tengo curiosidad grande por saber lo siguiente: ¿Cómo fue tu primera lectura de Copo de Algodón? ¿Qué imágenes se te venían a la mente?
Debo de confesarte que antes de leer tu libro, cuando me informaron que se trataba de una novela situada en la época de la Conquista, me inquieté un poco y estuve a punto de declinar la oferta pues me parece que a la hora de tratar temas prehispánicos, los mexicanos nos volvemos muy solemnes y conservadores, con poco espacio para la creatividad. Me daba un gran temor tener que hacer ilustraciones muy realistas y descriptivas o peor aún, simulando los códices prehispánicos. 

Temía también que la novela tuviera una perspectiva conservadora que glorificara engañosamente el pasado indígena y que el lenguaje fuera rebuscado y poco amigable con los niños y jóvenes. Sin embargo, me llevé una muy grata sorpresa desde que  leí la primera página y la historia resultó ser de aquellas pocas en las que uno no puede dejar de leer, me leí el libro de una sentada. 
Esto gracias a que la historia está contada de forma auténtica y original, sin caer en estereotipos y lugares comunes lo cual un ilustrador -así como cualquier otro lector- agradece profundamente.
Cuando leo un texto por primera ocasión trato de bloquear mi propia imaginación, para que ésta no se mezcle con lo que estoy leyendo. Así que las imágenes me fueron surgiendo hasta una segunda lectura. Antes de crear imágenes busco encontrar el estilo de la ilustración, uno que vaya acorde al propio estilo de la narración, ese, para mí, es el mayor reto del ilustrador. 

¿A qué elementos recurriste para dar rostro a Copo de Algodón?
Esto aparentaría ser muy difícil pues no encontré ningún registro gráfico del rostro de Tecuixpo, por lo que no tenía referencia alguna, sin embargo esto más bien se presentó como una oportunidad pues así tenía más libertad para crear. Estuve haciendo varios bocetos y Ana Laura Delgado me iba señalando lo que funcionaba y lo que no. Desde el inicio tuve muy claro que su rostro debía mostrar cierta melancolía y tristeza por ser testigo de la desaparición de su mundo. Al mismo tiempo, debía de reflejar inocencia y dulzura, pues ella fue simplemente una niña, de carne y hueso y no tan distinta a las niñas que van a leer su historia. 

¿Cuál o cuáles son tus personajes históricos favoritos de entre los que aparecen en la novela? 
Creo que cada personaje tiene una función muy clara en la historia y me cuesta trabajo escoger a alguien, ya que sus roles funcionan a partir de sus relaciones con los demás, es decir que entre ellos se definen. Me llama mucho la atención la pareja de Cuitláhuac y Cuauhtémoc y su función de héroes. Creo que fueron los que tuvieron más claridad y entereza; dieron sus vidas sin chistar y por eso la historia los ha recompensado con su reconocimiento. Curiosamente no hice grandes representaciones de dichos personajes en la ilustración pues estos personajes han sido ya retratados innumerables veces y por desgracia han sido víctimas de la  idealización y mitificacion.
Preferí dejar sus imágenes un tanto en la penumbra y permitir que los acontecimientos hablaran por ellos.
  
Yo pienso que no es posible cambiar el pasado, pero sí la manera en que lo narramos. Tú, que también has querido ser historiador, ¿qué piensas al respecto?
Cada momento histórico es único e irrepetible pues los elementos que conforman la realidad son prácticamente infinitos. Los historiadores tienen que hacer filtros y decidir cuales son los momentos, personajes y acontecimientos que se consideran más relevantes, de lo contrario tendríamos una saturación de información y datos. El problema es quién decide lo que fue importante y en qué nicho lo colocas. En otras palabras, ¿cómo decidimos quién fue el villano, quién fue el héroe, qué acontecimiento es el que se va a contar una y otra vez en las escuelas y cuál es el que va a quedar en el olvido? A veces veo a la historia como a un pequeño grupo de personas, tratando de comprender lo que ya hicieron millones de nuestros antepasados y me parece abrumador y emocionante al mismo tiempo.
Lo más perturbador es la poca conciencia histórica que tenemos los jóvenes mexicanos, pareciera que estamos hipnotizados por el futuro tecnológico y que hemos descartado nuestra historia, lo cual puede ser peligroso; es construir sobre arena pues la historia nos da fortaleza como cultura, como nación y como individuos. Esta novela es un esfuerzo importante para que los jóvenes puedan encontrar sus sueños en la historia, en nuestro pasado que es terrible y hermoso al mismo tiempo. 

¿Cuál es tu postura ante este período histórico de la Conquista española, que es uno de los fundamentos de la identidad del mexicano?
Me parece que todos en algún momento nos preguntamos cómo es posible que ciertos acontecimientos se dieran de cierta manera y no de otra. ¿Cómo es posible que cuatrocientos hombres vencieran a millones, en su propio territorio? Incluso hay personas que sienten coraje y resentimiento por el pasado; la verdad es que nosotros somos nuestro pasado, bueno o malo, estamos aquí, precisamente debido a la forma que actuaron nuestros antepasados y es peligroso cuando juzgamos desde nuestra óptica contemporánea. 

Al tratarse de una obra artística, es muy difícil ser imparciales pues en cada renglón o en cada trazo, nuestra subjetividad se hace presente. ¿Dónde coloco al personaje? ¿Qué gesto le pongo? ¿Qué personaje omito? Al contestar estas preguntas ya estoy teniendo una postura y un punto de vista. Es muy importante que la opinión del autor no sea impositiva sobre el lector sino que sea una guía para que este pueda a su vez crear su propia opinión. 

En este caso intenté reflejar el punto de vista de Tecuixpo y si te fijas en las ilustraciones en que no aparece dicho personaje, la perspectiva es de abajo hacia arriba, como si alguien pequeño estuviera viendo esa escena. Una imagen clave es la del primer encuentro de Moctezuma con Cortés: Tecuixpo aparece en aquel momento tan decisivo y es importante notar cómo una persona tan frágil y pequeña esta justo en medio de lo que será un choque de gigantes. Creo que esta imagen resume la esencia de la historia. En el fondo todos somos un poco como ella ya que nuestra realidad cambió a partir de ese preciso instante. 

Tu ilustración está llena de detalles que revelan un conocimiento del mundo azteca. ¿Con cuál o cuáles de ellos disfrutaste particularmente?
Cuando dibujo, me meto de lleno al mundo que estoy tratando de representar, (incluso me he dado cuenta que cuando dibujo animales sin querer imito sus sonidos). En este caso traté de involucrarme con la estética azteca y cosulté decenas de libros y revistas, no sólo las fotografías sino que también leía todo lo que podía. De esta manera mis dibujos son un poco más fidedignos y complementan mejor el texto. 

 Un ejemplo de esto es la ilustración de Cortés destruyendo una estatua de Tlaltecuhtli: la pieza en que me basé existe y se encuentra actualmente en el museo del Templo Mayor. 

Lo curioso es qué respeté la forma en que está quebrada, por lo que añadí un acontecimiento que no aparece textualmente en la novela y que no ocurrió necesariamente en la vida real pero le da profundidad a la narración. 
 La elección de dicha deidad no es fortuita, me pareció que necesitaba poner lo más opuesto a la imagen de Jesucristo, la religión de Cortés. De esta manera encontré que la diosa del inframundo debió ser de las imágenes más perturbadoras para el conquistador. 

Por otro lado, mi intención nunca fe ser demasiado descriptivo pues no se trata de un libro de texto sino de una obra literaria. Los elementos que aparecen en cada ilustración tienen un porqué y nada está simplemente como decoración. Me gusta mucho la imagen de Tecuixpo sentada en su petate, con un juguete en sus manos mientras en el fondo vemos a su padre y a su tío decidiendo su futuro. Ese juguete que sostiene representa precisamente su niñez que está a punto de ser arrebatada de sus manos.

Otra escena importante es la matanza del Templo Mayor; en la imagen vemos a dos indígenas muertos por espadas españolas. Uno de ellos se encuentra recostado sobre el muro del templo y una gran columna de fuego y humo se eleva hacia el cielo, envolviendo al sol, representando así el sacrificio que estos hombres religiosos hicieron por el Dios Tonatiuh, señor Sol. 

Marcos,  eres escritor e ilustrador, ¿cómo dialogaron en ti estas facetas para dar vida en imágenes al mundo de Copo de Algodón?
En este caso que solamente colaboré como ilustrador, dejé totalmente de lado mi profesión de escritor. Busqué enamorarme de tu texto y lo logré. En ningún momento desee quitar ni poner texto.
La ventaja de tener experiencia en ambas disciplinas es que sé que la imagen siempre debe de aportar algo al texto. No tiene ningún mérito repetir con imágenes lo que ya está dicho con palabras sino darle profundidad a éstas para que su eco retumbe en la mente del lector. Espero haber logrado un poco de esto con tu texto. 

Y por último, ¿qué sentimientos experimentas al saber que tus ilustraciones forman parte de tantos libros, muchos de ellos dirigidos a los estudiantes?

Pura alegría. Me pone la piel de gallina pensar que niños que viven muy lejos podrán ver los dibujos que hice con tanto entusiasmo en un pequeño rincón de mi casa. Me encanta compartir mis ideas, mis anhelos y mis sueños con los niños pues ellos son los mejores críticos; son personitas muy sinceras y tomo sus palabras muy en serio. Me encanta mi trabajo ya que tengo la oportunidad de hacer los libros que me hubieran gustado tener de niño y de esa manera, por más viejo que me haga, siempre habrá algo de niño en mí.

Del Diccionario de Marcos Almada Rivero:

Libros: son una aventura acechando a un lector descuidado.
Niños: Los seres más inteligentes del universo.
Historia: El océano donde flota nuestro presente.
Tiempo: Dicen que se acaba pero al parecer siempre hay más.
Felicidad: El único tesoro por el que vale la pena dar la vida.

El blog de Marcos Almada Rivero:
marcosalmadailustrador.blogspot.com

Imágenes: 
Ediciones El Naranjo y Marcos Almada Rivero


22 junio 2010

Copo de Algodón: la otra mitad





Te invito a través de este libro a convertir la Historia en algo muy vivo.
Copo de Algodón: una princesa azteca en el siglo XXI.

La Dirección editorial: Ana Laura Delgado.
Ilustraciones: Marcos Almada Rivero
Cuidado de la edición: Angélica Antonio
Revisión del texto: Rosario Ponce.

Este libro es sólo la mitad.
La otra mitad es tu rostro.



Copo de Algodón: un pasado lleno de futuro


Estaba programada para la primavera, pero Copo de Algodón ha elegido nacer en el solsticio de verano. Ediciones El Naranjo ha publicado la historia de la hija de Moctezuma, una gran desconocida. Fue esposa de Cuitláhuac y Cuauhtémoc, tuvo una hija con Hernán Cortés y desposó sucesivamente a 3 conquistadores españoles. Fue señora de Tacuba y sus hijos los primeros mexicanos.
En la novela, conocerán los lectores a Copo de Algodón, niña, entramada con su universo mexica, en la cosmovisión del pueblo del Sol: flores y cantos, calendario, muerte a filo de obsidiana, sacrificios cruentos y guerra.
Copo de Algodón, un pasado muy presente. Un pasado lleno de futuro.



21 junio 2010

Copo de Algodón despierta en El Naranjo


Como todos los sueños, éste ha sido acariciado largamente y cuidado de manera excepcional por personas  tan profesionales como afectuosas que hacen de la Editorial fundada por Ana Laura Delgado una especie de paraíso de libros donde el árbol  es un Naranjo.

Angélica Antonio y yo nos dimos el abrazo más cariñoso a propósito del gusto que nos da que Copo de Algodón dé sus primeros pasos en el camino hacia los lectores.


Angélica tuvo a su cargo el cuidado de la edición. El libro cuenta con las ilustraciones de Marcos Almada Rivero a quien no conozco personalmente pero que resultó alma gemela pues de niño quería ser arqueólogo como yo. Por lo pronto ya compartimos esta expedición a través de las páginas de una novela que trata sobre el mundo mexica y  cuyos capítulos se estructuran en torno a los veinte días del mes azteca para acercar antiguas emociones y remotos asombros a los jóvenes del siglo XXI.



En este encuentro emocionado no pude coincidir con Ana Laura Delgado pero desde hace muchas lunas y ya para siempre le agradezco el que haya acunado este libro desde que era un sueño de hojas y que haya hecho grande la fe en esta niña llamada Copo de Algodón,  que no es un personaje ficticio, sino histórico y que como Cleopatra Selene en Querida Alejandría, en los espacios misteriosos de la creación, la lectura y la escritura me habló... para que a mi vez yo hablara de ella, hiciera de letras su voz y la diera a conocer.
Ella, a pesar de haber sido la hija favorita de Moctezuma y gozado del aprecio y respeto de los españoles, es una gran desconocida de lal historia de México, una especie de bella durmiente a la que ha tocado despertar en El Naranjo.

En esta foto, Copo -como ya la llamamos en confianza- entre sus madrinas: Ana María Carbonell, Angélica Antonio y Rosario Ponce. Y fuera de la foto pero dentro del libro, Fabiola Pérez Solís e Isa Yolanda Rodríguez, que diseñaron y diagramaron. Con estas hadas de los destinos, el de Copo de Algodón, la hija de Moctezuma es, vuelve a ser entre todos bienhadado.

20 junio 2010

Mi padre es un hombre triste



Mi padre es un hombre triste.
No tendría por qué serlo. Es el dueño de todo. Le llaman el Gran Tlatoani. Eso quier decir que es nuestro rey, nuestro emperador. Nadie puede verlo a la cara. Cuando llega la gente a su presencia, tiene que descalzarse. Excepto su primer consejero, siempre vestido de negro y blanco, al que llamamos el Cihuacóatl o mujer serpiente, no sé por qué.
Nadie sabe por qué.


(Copo de algodón. Ediciones El Naranjo, 2010)

Foto: Museo del Templo Mayor. Exposición Moctezuma II. Junio 2010

Con Moctezuma en el Templo Mayor


Uno de los lugares más intensos que puedan existir en el mundo es éste: 
los cimientos del Templo Mayor, cuyas piedras hablan
de grandeza y de estrellas, 
de dolor, de sangre, de convicción, de flores y guerras,
de sueños y dioses, de hombre y destino.


En el Museo, Coyolxauqhi, la luna de cascabeles en el rostro encontrada 
hace 30 años recupera sus colores originales gracias a un sutil juego de luces:


El nuevo huésped del Museo del Templo Mayor, imponente Tlaltecuhtli 
-la compleja deidad de la tierra con los atributos femeninos enfatizados:






Fotos: MGE

17 junio 2010

Moctezuma revive en el Templo Mayor

Moctezuma II: Tiempo y destino de un gobernante es el nombre de la exposición que hasta enero 2011 podrá disfrutarse en el extraordinario Museo del Templo Mayor. La muestra, coordinada por los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma y Leonardo López Luján, reúne 220 piezas, de las cuales la que genera mayor expectación es la insólita y monumental piedra que representa al andrógino Tlaltecuhtli, hallada hace cuatro años en las obras del predio de las Ajaracas, en el centro histórico, a escasos metros del Templo Mayor.

Los arqueólogos todavía no emiten el veredicto oficial que asociaría a Tlaltecuhtli con el enterramiento del gran tlatoani Ahuízotl -padre de Cuauhtémoc y tío de Moctezuma- pero la riqueza de las ofrendas encontradas remite a unas honras fúnebres de gobernante.
En ese caso estaríamos ante el primer sepulcro de un rey azteca hallado en el siglo XXI.

La muestra

El guión museográfico es estupendo: se divide en 7 módulos que dan inicio con la sección titulada "Ancestros de Moctezuma". Desde la fundación de Tenochtitlan, el reinado de Acamapichtli y los ocho tlatoanis que precedieron al gran señor que sería el último del Anáhuac. "La coronación de Moctezuma" nos sumerge en el orbe de símbolos con que los aztecas supieron solemnizar -divinizar casi- la humana carne de sus reyes, situación que se continúa en "Moctezuma y sus símbolos de poder", donde se profundiza en la complejidad simbólica del pueblo mexica. 

"Renovación natural", "Régimen militar y político", "Caída de Moctezuma y su imperio", "Renacimiento del antiguo México": un paseo por la historia que puede ser tan profundo como el visitante lo decida. Las piezas han sido reunidas en un discurso muy coherente que les brinda la posibilidad de hablarnos de nuevo.

Así, a través de tenues incensarios, majestuosas lápidas, serpientes, cañas, águilas, calaveras floridas, una reproducción del polémico penacho que se encuentra en Viena, el gran tlatoani Moctezuma II revive a pesar del tiempo en el Templo Mayor.

María García Esperón

La luz del mundo prehispánico

En el lugar de las danzas y los cantos. Febrero 2010


¿Acaso de verdad se vive en la tierra?
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
(Nezahualcóyotl)

El mundo prehispánico era -y es en su ancestral pervivencia- el de la brevedad consciente. 

El de la consciente brevedad de la luz que vetea el corazón de la tiniebla como el quetzal cruza el cielo. 

No más allá, no en el otro mundo, sino más acá y en este nuestro se encuentra la operativa oscuridad, la ósea muerte que nos mastica por dentro como las serpientes misteriosas de los relieves mayas a personajes que son dioses y que son hombres porque se mueren y porque se viven en el mismo instante y en la misma intención.
 Omecíhutal y Ometecuhtli creando vida de la muerte
Nos asombra la ferocidad del cuchillo de pedernal, la dureza de las sandalias de obsidiana de los reyes, las descarnadas representaciones de la muerte, la ausencia de dulzura en la madre Coatlicue, en el padre-madre Tlaltecuhtli, en el recuerdo de la atroz economía del sacrificio humano, en la manera que tienen los dioses de alargar la mano invisible y cobrar la víctima.

No más allá, sino muy aquí, en este como sueño que describieron con palabras soñadas y leves los poetas del mundo nahua, se encuentra la luz constitutiva, la vida de carne y pétalo que nos hace brotar desde dentro como la flor de la calavera en las representaciones aztecas y que aunque no para siempre en la tierra, el sólo poco de aquí al que estamos destinados nos libera hacia el infinito en un instante tan sólo, en su breve jaula de juncos de luz.

06 junio 2010

Amo el canto del cenzontle: el nacionalismo como humanismo


Nehuatl nictlazotla in centzontototl icuicauh,
nehuatl nictlazotla in chalchihuitl Itlapaliz
ihuan in ahuiacmeh xochimeh;
zan oc cenca noicniuhtzin in tlacatl,
Nehuatl nictlazotla



Amo el canto del zenzontle,
pájaro de cuatrocientas voces.
Amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.


Cuando en el siglo XV el príncipe Nezahualcóyotl escribió este poema, además de continuar la tradición de los cantos floridos, certero aprehendió en sus versos -sin saber nos lo legó- el humanismo azteca. Las infinitas voces del cenzontle*, el jade y los perfumes que nos enervan merecen ser amados, pero el objeto de la amorosa consideración humana es el hombre mismo.

Tocado con plumas de quetzal, adornado con jade, perfumado con místicos inciensos, siempre en el borde de la sangre, sobrio y piadoso, el hombre azteca respira en esas palabras con la plenitud que solamente puede darse en la poesía. Con la plenitud y la eternidad. Con la herencia que se entrega y que debe de decirse, su música entonarse y sus palabras descifrarse en las escrituras del copal, en los brazos maguey de la plegaria, en la heráldica vegetal de los nopales, en la resignación toda ojos de los indígenas de México, en su paciencia infinita, en su silenciosa dignidad.

Poesía emblema, la de Nezahualcóyotl ha sido escrita en los billetes que circulan de moneda en mano. Con letra pequeñísima que si quiere leerse ha de ser con lente de aumento. Pero más que leerse y amonedarse tiene que convertirse en lectura de los huesos y moneda de la sangre.

Letra fundamental, Nezahualcóyotl.  Escritura sobre la que se ha construido un nacionalismo que de tanto pasar de mano en mano y de ceguera en miopía se olvidó. Habría que recordarla, pero empezar desde el último verso para deletrear el verbo amar con las cuatrocientas voces de la palabra hombre.


*Para los aztecas, cuatrocientos (centzon) era el número infinito, el numeroso número.

02 junio 2010

Amo el canto del cenzontle


Nehuatl nictlazotla in centzontototl icuicauh,
nehuatl nictlazotla in chalchihuitl Itlapaliz
ihuan in ahuiacmeh xochimeh;
zan oc cenca noicniuhtzin in tlacatl,
Nehuatl nictlazotla


Amo el canto del cenzontle,
pájaro de cuatrocientas voces.
Amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.